El ADN humano y su conexión con la química del universo
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El ADN humano y su conexión con la química del universo

El ADN humano contiene carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y fósforo. Estos elementos no aparecieron en la Tierra, sino en procesos cósmicos como el Big Bang y las supernovas.

El hidrógeno, el elemento más ligero, se originó tras el Big Bang, hace unos 13 mil 800 millones de años, según la NASA.

El carbono, oxígeno y nitrógeno surgieron en el interior de estrellas mediante reacciones nucleares.

El fósforo, fundamental en la estructura del ADN, provino de explosiones estelares que liberaron material hacia el espacio.

Carl Sagan, astrofísico estadounidense, resumió esta conexión al señalar que “estamos hechos de polvo de estrellas”. La frase refleja la base científica de nuestra composición.

Hallazgos de moléculas en meteoritos y el espacio

Investigadores encontraron moléculas vinculadas al ADN en cuerpos celestes. En 2011, un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences identificó adenina y guanina en meteoritos ricos en carbono.

La Agencia Espacial Europea (ESA) informó que radiotelescopios detectaron glicina, un aminoácido esencial para las proteínas, en nubes de gas interestelar. Estos hallazgos mostraron que los componentes de la vida existieron en el universo antes de llegar a la Tierra.

Según un artículo de Nature Astronomy (2019), los cometas y asteroides transportaron moléculas orgánicas que pudieron enriquecer la química temprana del planeta. Estas pruebas respaldan la hipótesis de una herencia cósmica en la biología terrestre.

Química universal y origen de la vida

El ADN es resultado de la misma química que actúa en estrellas y nebulosas. Sus moléculas comparten principios con reacciones que ocurren en el espacio profundo.

La astrobióloga Pascale Ehrenfreund explicó en un reporte de la NASA que los procesos químicos universales son comunes en ambientes cósmicos, y muchos pudieron favorecer la vida en planetas jóvenes.

Esta relación muestra que la biología humana y la física del cosmos no son ámbitos separados, sino partes de una misma historia compartida por la materia.

Una mirada humana hacia el cielo

El conocimiento de que los átomos de nuestro ADN nacieron en estrellas cambia la forma de vernos. Cada persona guarda dentro una memoria cósmica tangible.

Cuando alguien observa el cielo nocturno, también contempla el origen de su propia esencia. En cada célula habitan fragmentos de un pasado estelar.

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